miércoles, 19 de mayo de 2010

Sexta Temporada de Mujeres Desesperadas: Tocada y ¿hundida?


(Spoilers de la Sexta Temporada de Mujeres Desesperadas a lo largo de todo el post)



Me da muchísima pena enfrentarme a lo que ha sido esta última temporada de Mujeres Desesperadas. Al fin y al cabo, no había nadie que las defendiese a capa y espada con más ahínco que yo, que se escandalizase más con cada ausencia en las diferentes listas de mejores y más prestigiosas series de televisión. Y aquí estoy, cuchillo en mano dispuesto a despedazarla, a acribillarla a navajazos y no dejar títere con cabeza. Soy consciente de que a otras, perdonarle los errores me cuesta muchísimo menos. Pero es que también me da muchísima rabia. Que fueran tan grandes antaño y tan mediocres ahora.


Y es que no sé cual es el problema: Tienen buen material, buenas actrices, ¡buenas ideas! Pero nunca saben sacarles el máximo partido y se quedan siempre en la superficie, en la ñoñada, en lo facilón. Desde la (lamentable) temporada anterior voy apreciando pequeños resquicios de ingenio que se quedan sin explotar, sin trabajar. Estoy seguro de que cambiando un par de cositas, esta última temporada quedaría mucho más reivindicable (Por ejemplo: ¡Qué tan poético habría quedado que Angie muriera junto a Patrick en el coche, dispuesta a sacrificarse en silencio con tal de cargarse a su compañero y así poder garantizar el futuro de su hijo!). Claro que con ese par de cositas conllevaría demostrar valentía y la búsqueda de lo políticamente incorrecto para no ofrecer el final más estándar posible y que menos consecuencias acarree (como no tenían miedo de hacer en sus primeros años).

No empieza del todo mal la cosa. La Season Premiere es un capítulo muy conseguido, ofrece líneas bastante ácidas (esa Lynette resentida y amarga hace incluso reconsiderar que el nuevo embarazo haya sido un error), momentos cómicos realmente divertidos (de los pocos en los que funciona esa estupidez redomada de Susan), un potencial por parte de Angie que se intuye esperanzador (pese a que el descaro de Drea de Matteo pretenda sin éxito sustituir a Edie) y esa declaración de intenciones por parte de Katherine que inquieta e intriga.

Pero más allá del impulso que supone el crimen inicial, se vuelve al naufragio de la anécdota y lo anodino. Los capítulos se suceden sin que nada importante suceda, sin que un sólo fotograma permanezca en la memoria por trascendente o si quiera resultón. A excepción de la trama de Katherine, claro. Pero los excasos minutos dedicados a su personaje se antojan insuficientes para raspar siquiera el aprobado.

Los capítulos ubicados en el ecuador, que incluyen tramas más desligadas del arco central, están destinados a despistar y maquillar el desgaste de ideas y la imposibilidad de los guinistas de dotar de continuidad y lógica a líneas argumentales basadas en personajes desgastados y desdibujados. En Boom Crunch (6.10), asistimos al accidente aéreo de una avioneta que se estrella en Wisteria Lane. Como anécdota casa perfectamente con el espíritu de la serie, pero resultó triste comprobar que lo más interesante ocurrió dentro de la cabina del piloto, con dos personajes que no conocíamos de nada. Y esto sin mencionar dos momentos bastante absurdos: Lynette salvando a Celia cual SuperGirl preñada, y toda la secuencia del aterrizaje: tan mal hecha que da hasta vergüenza. Inmediatamente después, otro episodio, digamos diferente: If... (6.11) una broma pesada sin gracia ninguna que encima aburre hasta a los muertos. Las ensoñaciones de Susan, Bree y Gabrielle son perfectas estupideces, aunténtico desperdicio de tiempo que no aporta absolutamente nada.

No pienso que sea un mal capítulo porque se desligue de las tramas que se han ido perfilando a lo largo de la temporada para ofrecer lo que suele conocerse como material de "relleno". El relleno no es tal cuando sirve para ahondar en los caracteres u ofrecer nuevos puntos de vista. Pero ver a Susan travestida en el muñeco de michelín y dando las gracias por la muerte del hombre que hipotéticamente la habría llevado hasta dicha situación imaginaria, es como para apagar la tele de golpe. Lo mismo ocurre con Gabrielle, que se pone a dar gracias a Dios y a preguntarse qué ha de tener de especial su hija para que este haya decidido salvarla (¿No habíamos quedado en que la responsable del salvamento fue la SuperGirl preñada?). Bree, por su parte, se ha convertido en una mujer irreconocible, totalmente desdibujada y dando tumbos por ahí incansable en su lucha de cargarse más a su personaje con cada palabra que sale de su boca. La trama de Bree en este capítulo es un perfecto ejemplo de plenitud de: salidas facilonas, giros de guión simplones e intenciones chusqueras de colarnosla por todos lados posibles y encima tener la desfachatez de tratar al espectador como a un idiota creyendo que se va a emocionar cuando una Bree, estúpida al máximo, se da cuenta de que un perfecto Orson nunca dejó de amarla y ella cometió el error de su vida al abandonarle.

Y finalmente, Lynette. Lo único salvable de esta pantomima de episodio (me estoy extendiendo con él porque fue especialmente alabado entre los seguidores más fieles) son sus últimos diez minutos. La historia de autosuperación la hemos visto ya demasiadas veces, pero resulta muy interesante, además de duro y aleccionador, que Patrick (el bebé) acabe muriendo. Lynette nunca aceptó su embarazo, y ahora tiene que enfrentarse a una dura lección y dolorosa pérdida, pues, para bien o para mal, Lynette conoció a su hijo solo durante los escasos minutos que duró su ensoñación: le miró por primera vez a la cara, le aceptó, le quiso y se enorgulleció de él. Sin embargo, que al final uno de los bebés (sí, recordemos que estaba embarazadísima de gemelos) sobreviva, le resta fuerza y coraje a la idea. No obstante, Felicity Huffman vuelve a ofrecer resultados y a demostrar que llora como ninguna. La actriz necesita creerse a su personaje, de lo contrario, colma su actuación de ese repertorio de muecas, grititos y gestos sobreactuados que no hay por dónde pillar. Pero como digo, el problema es del libreto, la actriz ha demostrado con creces que se mueve como pez en el agua cuando trabaja a gusto.

Otro de los episodios que me gustaría destacar es Lovely (6.15), uno de los más entrañables y aceptables de la temporada y que sirve para presentar a la impresionante Julie Benz de manera llamativamente efectiva. Pero como siempre, más allá su personaje pierde todo el fuelle y sirve para sacar a Katherine de la serie de una manera lamentable.

La recta final sigue siendo igualmente mala: la revelación de la identidad del estrangulador resulta irrelevante, pues al personaje lo conocíamos de cuatro escenas contadas y no está lo suficientemente desarrollado como para causar un impacto en el espectador. Luego intentan arreglarlo dedicándole todo un episodio. Un tedioso episodio, por cierto, que no podría contener más tópicos de biografía estándar de asesino con traumática infancia y madre abusiva. Y la Season Finale, aunque se esfuerza, no puede hacer nada para arreglar el desaguisado. Tiene algunos momentos destacables, no obstante: El comienzo, con el legado de una enfermera a punto de morir: un inicio muy negro y sobrio (no hortera y excesivamente melodramático); o el renacer de la auténtica Bree, que se mueve de nuevo en ese terreno fangoso de lo amoral, lo correcto, lo turbio y la fachada que tan bien pone Marcia Cross para ocultar lo que hay debajo; y el final de Eddie (el estrangulador) merece bastante la pena: en vez de ofrecer un previsible y episodio de supuesto thriller y fingida tensión, regalan redención, Felicity volviéndose a lucir y un discurso bastante reivindicable. Por otro lado, la resolución del misterio central no podía ser más tontaina. Y no, Patrick Logan no daba ni pizca de miedo (aunque ver a John Barrowman con un pelucón rubio en uno de los capítulos tampoco ayudaba).

A los guionistas se les ha acabado la valentía, las escenas incómodas, el humor negro, la picardía, la sátira, la crítica social (¿Quién no recuerda los pildorazos de Bree: "Rex llora después de eyacular" o "A tu padre le va el sadomasoquismo"? ¿Quién recuerda alguna frase de intención similar dentro de las enteras dos últimas temporadas?) La serie es soportable, es entretenida, de vez en cuando sueltan algún comentario ingenioso y te ríes. Pero con lo que han sido, con lo que podrían ser, lo que ofrecen resulta tristemente insuficiente. Marc Cherry se ha acomodado, su serie sigue siendo una de las más rentables de la cadena y eso le basta.

De cara a la séptima, pues ya no sé ni qué pensar. Al menos el sempiterno "misterio" recae en un personaje conocido y no tenemos que ser testigos de como, una vez más, una familia "muy tenebrosa" se muda a Wisteria Lane. No podría soportarlo de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario