viernes, 16 de abril de 2010

Lost y Personajes femeninos (II)



Shannon Rutherford:
Uno de los personajes más potentes y con el carisma suficiente como para hacer sombra a las mencionadas fuertes personalidades de los personajes masculinos. Quizá demasiado estereotipada al principio en su rol de niña pija y superficial, pero va desmontándose poco a poco hasta devenir en el vacío existencial de quien es menospreciado e infravalorado continuamente. Su redentor episodio convierte en tierno y doliente a un personaje que sólo arrastraba fobia y manía.

Ana Lucia Cortez: Otro arrollador personaje, visceral, que o se odia o se ama. El fracaso de este personaje de cara a la audiencia es algo que se me escapa, pues su construcción es impecable: Capta atenciones desde el primer momento, despierta sentimientos (en su mayoría de rabia o enfado) e incomprensión hasta que es explicado de tal forma que acción y reacción casan en un perfecto mecanismo. El flashback de Ana Lucia es uno de los mejores como recurso para explicar a un personaje cerrado y víctima de sí mismo. Tan intenso que sólo podía tener un final.


Libby Smith: Libby es el paradigma por excelencia del daño que puede hacer dejar las cosas por la mitad. Para muchos, es y será el misterio insignia (sin resolver) de la serie. No es para menos, fue creada para crear intriga: en el presente es lo más cercano al personaje perfecto: cándida, amable, generosa y abnegada. Sin embargo, tras dos minucias se intuye un pasado turbio y oscuro (¿proclamada psicóloga clínica aparece en psiquiátrico y con pinta de andar bien pirada?). Nunca tuvimos flashback de Libby, sólo especulación. Aunque puede que sea ahí donde resida su encanto...

Nikki Fernandez: Muchos ni siquiera se molestarían en incluirla. Nikki pasó sin pena ni gloria, con el dudoso honor de ser uno de los dos personajes más odiados de Lost. Pues vaya. Siempre me pregunté cómo se puede odiar a un personaje sin haber visto absolutamente nada de él. Pasó lo que pasó: los guionistas se vieron obligados a cargársela y tras lo inevitable ocurrió lo de siempre: mucho potencial tirado a la basura. Nikki era una absoluta zorra (con perdón) vengativa que podría haber dado muchísimo juego.

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