sábado, 27 de febrero de 2010

Mis Series (Series que sigo a mi ritmo)

1. In Treatment: Arriesgada, original y potente propuesta de la que tan sólo he visto su primera temporada, en parte, por la absoluta dedicación que la serie requiere. Adaptación de un drama israelí, absorve todas tus energías en cada capítulo, requiere de toda tu atención para percibir los matices. En cada capítulo, el psicoanalista, Paul Weston, establece un duelo interpretativo desgarrante y que emociona, con un paciente diferente. Me gustaban particularmente Jake y Amy, por la tensión que amenazaba con causar un corte sangrante en cualquier momento de la sesión y por la turbadora y perturbada presencia de la chica.


2. Dexter: Nunca me rendí ante los pies del asesino en serie y a estas alturas no creo que lo haga. Sólo he visto la primera temporada, me obligué a hacerlo, por lo que aún no pierdo esperanzas de conectar con el monstruoso personaje encarnado por el monstruo de la interpretación Michael C. Hall, y este es el principal motivo por el que aún no me he rendido con ella. Tengo intenciones de dedicar un post a desmontar el mito, pero de momento diré que Dexter me parece un fraude. Y esa voz en off cansina y pedante que pretende dar miedo y profundidad al forense, es un bache que cuesta superar.


3. Breaking Bad: Sé que Breaking bad es un buen drama, de esos que deberían gustarme: crudo, amargo, sobrio y elegante, incluso en las escenas de vómito y vísceras; pero terminar su segunda temporada me está suponiendo un calvario. El último capítulo que vi fue Peekaboo, y dije: Uau. Y ahí me quedé. No tiene demasiada lógica, y por eso pienso dedicarle a esta serie el tiempo que se merece. Ya pronto.


4. Damages: Me pasó algo parecido con este thriller de abogados de factura impecable y que cuenta con la gracia de tener a Glenn Close como directora de la función. Pero es que cada capítulo lo tenía que ver en dos tandas. Sé que había varios personajes a parte de Hewes y el encarnado por Rose Byrne, pero ahora sólo me viene a la cabeza el de Ray Fiske, sin cuya presencia me habría sido imposible llegar al final. De la primera, claro. Tengo pensada retomarla, de todas formas.


5. House M.D.: Mi relación con House es extraña: Las primeras tres temporadas las vi por encima, demasiado procedimental para mi gusto, pensaba, los personajes son interesantes, House desde luego ha marcado tendencia como nadie, y su relación con Wilson es de lo mejor del programa. Pero ese esquema viciado de paciente, pizarra, diagnóstico erróneo, pizarra, diagnóstico correcto, me podía. Hasta la cuarta temporada. Cada martes esperaba ansioso la llegada de un nuevo capítulo (la seguí por cuatro), gracias a la nueva dinámica y gracias a la espléndida cutthroat bitch. Luego la quinta volvía a ser lo mismo. Pero sí, House es muy grande.


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