martes, 8 de diciembre de 2009

Biografía de una Desesperada: LYNETTE SCAVO (3ª Temporada)


Temporada extraña y con altibajos, marcada por el embarazo de Marcia Cross y la ausencia de un misterio central durante la última tanda de capítulos. Sin embargo, cabe esperar que, dada la poca trascendencia que tienen las tramas de misterio en la vida de Lynette, dicha situación no afecte demasiado a su personaje. Esto se cumple sólo en parte.

Lo expuesto anteriormente provoca cierta inestabilidad en las tramas individuales y, ciertamente, al menos tres etapas sucesivas perfectamente diferenciadas en lo que concierne al personaje de Lynette: La evolución del tándem Nora-Lynette, la etapa de apertura del restaurante y la aparición de Rick como amenaza final hacia el matrimonio.

La presencia de la odiosa Nora supone un complemento perfecto para Lynette durante los primeros episodios. Dos personalidades explosivas que dan juego y propician situaciones muy divertidas. La tajante Lynette tiene que lidiar con una especie de kamikaze psicótica que supone una amenaza para su familia. El breve arco de episodios que abarca esta relación hubiera recibido el aprobado con limitarse a ofrecer situaciones disparatadas y mucha confrontación. Pero va más allá: la interacción es tan intensa que acaba por formarse un vínculo entre Lynette y Nora, que termina tras los emotivos y espectaculares acontecimientos del explosivo séptimo episodio (Bang!). Así, en uno de los capítulos intermedios, Nora espeta a nuestra desesperada:

Tom no te ha dicho nada porque eres el tipo de persona que dice “adelante” cuando alguien te cuenta que se piensa suicidar.

Resultaba que Tom odiaba el mundo de la publicidad, y Lynette recibe este jarro de agua fría sin otra opción que agachar la cabeza. Lynette necesita escuchar, comprender, cerrar la boca y considerar otros puntos de vista. Un intento de redención la llevará entonces a aceptar que Tom, en busca de un sueño para cumplir, regente una pizzería, pese a que desde el principio supo que la idea era terrible. Pero antes de que Lynette decida apoyar a su marido, renunciar a su carrera por segunda vez y pasar a ser pareja laboral y sentimental de Tom, tiene lugar una interesante sub-trama de pedofilia y problema social con ella de protagonista. Los tres episodios que abarca la mini historia del nuevo vecino, Art, son lo mejor que le ocurre a Lynette en esta temporada: La siniestra amenaza; la incierta sensación de peligro; la cuestionable tendencia de Lynette a remover cielo y tierra por y para lo que considera su causa; el abarque, aunque sea superficial, de los peligros que atañan las masas enfurecidas; y el oscuro y poderoso final que, a tono con la filosofía de la serie, demuestra que el mal suele vivir bajo luces de color, sonrisas encantadoras y camisetas de superhéroes.

Con esto, llega el momento de convertirse en empleada. Desde el principio, Tom deja muy claro que él es el jefe, hacer pizzas es su sueño y nadie se lo va estropear. El viaje de Tom hacia la crisis de los cuarenta aún no habrá culminado, aunque parezca que lo ha hecho. Ser un padre cariñoso y un marido atento (en ocasiones), dulce y considerado no le libra de estar poseído por unos demonios muy peligrosos. Un hombre que no es especialmente bueno en nada (nunca pareció detestar la carrera de publicidad hasta que quedó más que demostrado que su esposa tenía mucho más talento que él), ni siquiera para quedarse en casa con los niños, y que se ve atrapado hasta sentir la necesidad de marcar su territorio ante una mujer en principio intelectualmente brillante y de carácter dominante, visceral y acaparador.

La aparición de Rick como encarnación tangible y personificada de todos los problemas acumulados es la manera perfecta de rematar la trayectoria seguida por esta pareja durante la tercera temporada. Lynette se ha visto obligada a renunciar a demasiadas cosas por Tom y a sacrificarse por el bien común. Ha cedido también a varias cosas que no estaban planeadas: A ser madre, a ser ama de casa, a ser camarera en una pizzería.

Hay matrimonios que están hechos para durar, decía Gabby Solis acerca de Tom y Lynette. Todos lo dábamos por sentado. Sin embargo, la aparición de Rick hace que se tambaleen los cimientos mismos sobre los que se consolidaba la serie: Tom y Lynette como ejemplo de matrimonio unido y trabajo en equipo. Nada ni nadie es perfecto, y mucho menos lo son Thomas y Lynette Scavo.

Con la aparición del cáncer, los problemas que se han ido arrastrando se dejan a un lado para luchar contra un enemigo mayor. Esto le da un lavado de cara importante a la pareja de cara a la siguiente temporada, una renovación absoluta y novedosa para las tramas de la grandísima Lynette Scavo. Con esta revelación, y con la aparición en la season finale de Stella Wingfield, la carismática madre de Lynette, concluye esta tercera temporada.

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